Los estudiantes de la Academia de Platón no eran puntuales por las mañanas, se quedaban dormidos, así que el filósofo inventó el primer despertador del que tenemos noticias. Utilizó un reloj de agua (clepsidra) colocando en el recipiente inferior un corcho sobre el que puso unas bolas de plomo. La clepsidra goteaba durante la noche sobre el recipiente inferior elevando el corcho con las bolas. Cuando por la mañana el agua lo terminaba de llenar las bolas caían sobre un plato de cobre despertando al alumno.
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